Tercera

No hay dos sin tres y a la tercera me venció el mundo. Me vencieron tus ojos negros, tus manos, tu cintura, tu sin mi y tu contigo. Sentí tanto que tuve que gritarlo. Lo grité tan alto que no me importó que nadie me oyese. Todo el mundo escuchó que te quería, que me moría por hacerte feliz. Todo el mundo sonreía a nuestra historia. Ese día tú estabas encerrada en otros sueños y te perdiste mi película.

No se si quizás nos conocimos en el peor momento, aunque fue el momento el que nos unió. A mi tus lágrimas me rompían el alma a si que me pasé los días robando tus sonrisas. Las guardé en un cajón, esperando que algún día me apoyasen en la balanza. La apuesta era ella y su dolor o yo y mis sonrisas robadas con helado. Elegiste llorar por ella y yo llorar por ti. Cuando no me veías, cuando no era tu hombro, me apoyaba en la pared a respirar, para aguantar tu pena, para soportar mi lucha, para pelear con mi esperanza.

Es demasiado largo para quedarse en un par de palabras, eres mi larga explicación. No eres un relato breve, fuiste mi gran novela de amor, no un cuento de princesas, aunque el final fue de ficción. Ni tu ni yo acabamos la historia, fue el tiempo el que lo selló, fueron los silencios que pusimos, la distancia la que nos separó.

Tus dudas fueron mi esperanza y tus desplantes puñaladas. Fuiste tanto nada, que me quedé vacía del todo. Ahora sigues siendo, eres cada día, aunque solo seas recuerdo, vuelves y vas... quitándome la vida

Foto procedente de http://www.sxc.hu/