08 mayo 2007

Vida - José Hierro


Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.

Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!»
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!»
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)

Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.

De "Cuaderno de Nueva York" (1998)
poema para leer despacio... sencillo y genial

3 comentarios:

Xuxi dijo...

NADA que alegar,
precioso del TODO.

salu2

Tobías Feijoo dijo...

Yo ya no lloro,
excepto por aquello que algún día
me hizo llorar:
los aviones que proclamaban
que todo había terminado;
la estación amarilla diluida en la noche
en la que coincidían, tan sólo unos instantes,
el tren que partía hacia el norte
y el que partía hacia el oeste
y jamás volverían a encontrarse;
y la voz de Juan Rulfo: «diles que no me maten»;
y la malagueña canaria;
y la niña mendiga de Lisboa
que me pidió un «besiño».

Yo ya no lloro.
Ni siquiera cuando recuerdo
lo que aún me queda por llorar.

También del "Cuaderno de Nueva York"

Hola Sinsentido, mi primera visita y me encuentro con José Hierro... Fantástico.

Sinsentido dijo...

Hola Keaton, bienvenido :-) muchisimas gracias por tu aportación ;-)